martes, 6 de diciembre de 2011

¿QUÉ ES MEJOR ESTUDIAR MÁS O MEJOR?

A veces me planteo que estudiar más y mejor siempre es lo ideal, aunque yo me doy cuenta cada vez más que esto es más hipotético que real. Siempre lo que falla aquí es el tiempo. Si no hay tiempo suficiente, estudiar más y mejor es un fenómeno casi del todo imposible. Creo que las cosas que se aprenden deprisa, se retienen a largo plazo muy mal. Por tanto pienso, que deberíamos aprender menos y mucho mejor.

Pasa igual que con los profesores: no siempre el que más sabe enseña mejor.

La población española tiene fama de estar a la cola de muchos países europeos, en cuanto a educación se refiere.  Y creo que en parte tiene la culpa el planteamiento que acabo de hacer.

Creo que debería de ser tenido en cuenta por los educadores y aunque haya que cumplir una programación, yo si fuera profesora preferiría que mis alumnos se quedaran con algunas ideas claras aunque no hubiera terminado el temario, a que terminaran todo con menos idea.

¿EXISTE UN MODELO PRIVILEGIADO DE COMPREHENSIÓN DE LO REAL?


Yo no lo llamaría privilegiado. Este calificativo me parece exagerado.
El que utilizaría para mi gusto, sería el calificativo “particular”.
El modo de ver la realidad es tan subjetivo, tan propio de cada persona, que sería otra de las grandes diferencias que hay entre los seres humanos.
Somos muchos hombres en este planeta y parece mentira cuántas diferencias tenemos.
El punto de mira de la realidad es diferente también de una persona a otra. La perfección de la realidad depende tanto de la propia personalidad, como de las circunstancias que cada individuo tiene.
Una persona más bohemia, menos materialista, verá la realidad de un modo menos preciso, menos exacto que un ejecutivo que esté siempre pendiente de un reloj o viajando de allá para acá.
Dependiendo de la rama de estudios u ocupación que elijas, también la realidad será diferente.
Hay gente que piensa que la visión de la realidad de la gente de ciencias (matemáticos, físicos, etc.) es menos humanista que la de un literato o un filósofo.
Yo estoy de acuerdo con los que piensan que cualquier ciencia está rodeada de belleza.
Todas las materias; todas las especialidades, engrandece al  ser humano y están rodeadas de humanismo. Por eso pienso que aunque la perfección de la realidad pueda ser tan diferente para cada persona, lo bueno que muchas veces hay en común, es la positivitad; el utilizar el saber para transmitir fuerza y conocimientos; para abrir nuevos caminos.
A pesar de nuestras diferencias,  la gente de bien se mueve por caminos muy parecidos.

¡NO SIRVE DE NADA ESTAR ENFADADO!

Cada vez que pienso todo lo que nos perdemos de bienestar tanto físico como mental cada vez que nos enfadamos, me produce escalofríos.

Debemos tratar de convencernos a nosotros mismos de que permanecer poco tiempo enfadados resulta más inteligente que al contrario.

Debemos reconocer que cuando nos enfadamos muchas veces, y lo que es peor, permanecemos enfurruñados incluso días, no solo no ayuda a conseguir lo que estábamos reivindicando, sino que cada vez que repetimos este tipo de situaciones, irá disminuyendo la paciencia y el afecto hacia nosotros, por parte de la gente que nos rodea.

Debemos intentar, por difícil que nos parezca disminuir el tiempo de enfado lo más que podamos. Es inevitable enfadarnos: forma parte de nuestra condición humana. Si no hubiera conflicto entre las personas y todos viéramos las cosas igual, concretamente a mí me parecería aburrido. El truco está en que cada vez que nos enfademos, practiquemos al igual que si fuera cualquier otro tipo de disciplina, el intento de disminuir el tiempo de enfado. Poco a poco lo iremos consiguiendo. Como tácticas sugiero el intentar desviar nuestra mente hacia momentos bonitos que hayamos vivido, justo cuando  nos enfademos con una persona concreta.

Otra táctica sería intentar ser menos orgullosos y saber decir lo siento más veces. Y ser capaz de decir a los demás que también lo pongan en práctica.

De este modo aparte de aprender a modelar nuestra personalidad, viviremos más felices más tiempo.

También considero que estar enfadado es una táctica para perdonar, que es muy importante, diría que es casi imprescindible para los seres humanos y es algo que demuestra la calidad de las personas.





lunes, 5 de diciembre de 2011

¿LA MONOTONÍA NOS PRODUCE ABURRIMIENTO?


Todos los días hacemos lo mismo: nos levantamos, vamos al instituto, estamos sentados en una silla más horas de las que quisiéramos y después cuando llegas a casa sigues haciendo lo mismo: estudiar más y más. Todo eso para que encima no paremos de escuchar en las noticias acerca del terrible paro que sufre la población juvenil. Aún se quitan más las ganas de hacer tanto esfuerzo cada día.
Y ya no hablemos de la monotonía que produce hacer todos los días lo mismo. Y llega el fín de semana y sigues haciendo lo mismo: te levantas, estudias y poco más.
Me gustaría incluir dentro de todas estas jornadas de monotonía algo que me produjera ilusión y me hiciera los días un poco diferentes.
A veces pienso que estas cosas emocionantes deben partir del exterior y a veces espero y espero y no acude nada ni nadie que me produzca ese tipo de sensaciones. Y como ya me he cansado de esperar, he llegado a la conclusión de que no hay mejor persona que yo misma para romper esa monotonía.
He pensado que podía empezar dándole más valor a pequeñas cosas que casi siempren pasan desapercibidas a mi alrededor: un amigo que me necesita, cuando veo a un bebé que tanto me gustan, leer alguna poesía tratando de encontrarle más sentido , dar una vuelta en la bicicleta observando a la gente que camina a mi alrededor... Voy a intentar sacar gusto de estas cosas que a mí anteriormente me parecían más insignificantes y que creo que son lo que realmente dan sentido a la vida.

¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO HABLAR EN CLASE?

La pregunta ¿por qué nos cuesta tanto hablar en clase? Probablemente no sea en la que esteis pensando, ya que diréis que a la mayoría no le cuesta nada hablar con su compañero de mesa o con varios compañeros a la vez en clase, cuando no haya profesor o incluso cuando esté explicando.
A lo que me refiero es que cuando tenemos que hablar en clase y el profesor te incita a que hables, porque incluso es importante para la asignatura, nos muerde la lengua el gato y  se forma el silencio que casi nunca es posible que se forme en una clase.

Nos cuesta tanto hablar en clase porque tenemos miedo a poder hacer el ridículo y a que puedan reírse de nosotros cuando lo hacemos; por eso muchas veces no nos atrevemos a hablar en el momento oportuno y en el que está permitido, a pesar de que lo que podamos decir resulte interesante.
Creo que es mejor intentarlo, aunque a veces lo que digamos pueda gustar más o menos, pero la cosa está en intentarlo; sin intentarlo, nunca conseguiremos  aprender a expresarnos en público y a perder el miedo por dar a conocer nuestra opinión sobre las cosas.
Creo que es importante también aprender a diferenciar en qué momento debemos hablar, sin interrumpir, sin repetir lo que se ha dicho anteriormente y sobre todo cuando hablemos, que guarde relación con lo que se ha dicho hasta el momento.
 Por eso yo por lo menos cuando no tengo qué decir o cuando pienso que lo que voy a decir no es lo suficientemente interesante, me lo callo, aunque seguro que alguna de estas veces esté tomando una decisión errónea.

En conclusión deberíamos de saber clasificar nuestros comentarios y expresarlos cuando pensemos que son importantes y que pueden aportar algo y a ser valiente cuando hay que serlo y no tener miedo de lo que piensen ya que lo más importante es poder expresar tu opinión con libertad.
No quiero terminar esta reflexión sin tener en cuenta el respeto que debemos mostrar cuando habla una persona, bien sea el profesor o uno de nuestros compañeros. Nos guste más o menos lo que dice, nos resulte más o menos gracioso, siempre debemos respetar y valorar su opinión. Si no lo hacemos así, colaboraremos a que cuando tenga que volver a expresarse, aumente su miedo o su sensación de hacer el ridículo.