Cada vez que pienso todo lo que nos perdemos de bienestar tanto físico como mental cada vez que nos enfadamos, me produce escalofríos.
Debemos tratar de convencernos a nosotros mismos de que permanecer poco tiempo enfadados resulta más inteligente que al contrario.
Debemos reconocer que cuando nos enfadamos muchas veces, y lo que es peor, permanecemos enfurruñados incluso días, no solo no ayuda a conseguir lo que estábamos reivindicando, sino que cada vez que repetimos este tipo de situaciones, irá disminuyendo la paciencia y el afecto hacia nosotros, por parte de la gente que nos rodea.
Debemos intentar, por difícil que nos parezca disminuir el tiempo de enfado lo más que podamos. Es inevitable enfadarnos: forma parte de nuestra condición humana. Si no hubiera conflicto entre las personas y todos viéramos las cosas igual, concretamente a mí me parecería aburrido. El truco está en que cada vez que nos enfademos, practiquemos al igual que si fuera cualquier otro tipo de disciplina, el intento de disminuir el tiempo de enfado. Poco a poco lo iremos consiguiendo. Como tácticas sugiero el intentar desviar nuestra mente hacia momentos bonitos que hayamos vivido, justo cuando nos enfademos con una persona concreta.
Otra táctica sería intentar ser menos orgullosos y saber decir lo siento más veces. Y ser capaz de decir a los demás que también lo pongan en práctica.
De este modo aparte de aprender a modelar nuestra personalidad, viviremos más felices más tiempo.
También considero que estar enfadado es una táctica para perdonar, que es muy importante, diría que es casi imprescindible para los seres humanos y es algo que demuestra la calidad de las personas.


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